Dolor en la ausencia

Hoy puedo decir que la tristeza que siento embarga todo el cuerpo la mente y el alma.
Me siento que quiero y no puedo… la mente ordena pero el cuerpo no puede desplazarse.

Me tengo que acomodar a la situación que estoy viviendo en estos momentos, momentos que serán hoy, y mañana ya no existirán como tal, tan sólo vivencias que tuve que asumir y que después serán olvidadas, aunque el periodo de tiempo haya sido muy considerable.

En este periodo de tiempo al que me refiero, se van acumulando algunas cosas más transcendentales que me van marcando y dejando huella y mal sabor de boca al no poder estar presente para afrontarlas de manera pertinente.

Por una parte se me ha muerto un ser querido y al estar ingresada no lo he podido visitar ni acompañar en los últimos momentos, lo más cercano el teléfono unos días antes…

A los pocos días mi mama con demencia senil y más de lo mismo, soy hija única, y al no estar tiene que ser ingresada. Lo más cercano el teléfono unos días bien otros ni idea…

Estoy a quinientos kilómetros de casa, eso quiere decir que la comunicación no es muy fluida, ni a mí me preocupa mucho ese tema, para eso está el consabido teléfono.

Ahora lo último es mi gata de raza siamés Meri, lleva conmigo doce años conviviendo y mi familia, me ha hecho pasar momentos de risas y alegrías infinitas y a parte hacerme mucha compañía cuando los demás de la casa se desplazaban y me quedaba sola por tiempo indefinido, era maravillosa se subía a los pies de mi cama a dormir la siesta cuando yo se lo permitía algún fin de semana, o mientras yo veía la tele recostada sobre el sofá se ponía enroscada en mi regazo…

Comparar a un animal con un ser humano, es un poco inusual, que no concuerda para nada, pero es una gota más que va colmando el vaso hasta desbordarlo.

Por motivo de cambio de domicilio se acuerda llevarla al sitio más adecuado a partir de ahora para ella, se la acompañaría un tiempo prudencial hasta su adaptación en libertad y luego ya veríamos los pasos a seguir, era yo precisamente la que iba esperarla y acompañarla, pero me tuve que marchar por pies, ya sabéis porque…

Llega a la finca y la dejan en el suelo con la puerta del trasportín abierta y la puerta de la casa también, entran dentro a dejar las maletas, y cuando dieron la vuelta ya no estaba, sólo pasaron dos minutos y ya desapareció, llega la noche y no aparece y hoy es sábado noche y sigue sin dar señales de vida, la finca ya esta andada por activa y por pasiva pero como si nada, y tanto es así que ya me puse a dedicarle este post a mi amada Meri, hay que pensar que lleva dos días sin comer y sin beber…

Moraleja; lo tuyo siempre tiene que estar de tu mano, y si no vale más la pena no lo tener.
El disgusto que estoy teniendo es mayúsculo… Tan sólo haber estado con ella hasta que se despejara del todo y se orientara un poquito… Yo como madre jamás la dejaría un instante sola.

¡¡Aleluya!! ¡¡Aleluya!!. Aparecio el lunes noche, cuatro días en tensión, pero valió la pena la espera si la dicha es buena!!
Como hoy va dedicado este post a Meri, os dejo este regalo para tod@s los que paséis por esta vuestra casa.

María del Carmen